Nadie me va a quitar un ápice de felicidad, alegría, orgullo, emoción y tranquilidad de espíritu por lo conseguido en Wembley y por la tercera Liga consecutiva. Lo digo porqué hay una frase que me saca de quicio y que no paro de escucharla muy a menudo en las últimas semanas y, especialmente, del sábado a esta parte. “Hasta que no pasen unos años no nos daremos cuenta de lo que estamos viviendo”. Lo oigo en tertulias televisadas, en las radiofónicas e, incluso, supongo que por contagio, en las eufóricas conversaciones entre barcelonistas en el trabajo, en el bar, o en el vestuario de Can Mèlich, mi club deportivo. Al final, de tanto soltarlo y tanto repetirlo en voz alta, alguien se lo va a terminar por creer. Incluso grandes conocedores del fútbol, como el admirado Julio Maldonado, se ha abonado a este tópico. A través de twitter @Maldinisport soltó a pocas horas de la final: “Cuando este equipo se deshaga comenzaremos a tomar conciencia real de lo que ha hecho este equipo colosal”.
Qué prisa por deshacer el equipo y que ganas de retardar la valoración del mismo. No hombre no, sin manías, que los culés hemos atravesado demasiados desiertos como para saber que lo que estamos viviendo, por juego y por títulos en procesión, es único y jamás visto. ¡No voy a posponer la euforia! Ya me doy cuenta ahora, y hace un año, y hace dos, que lo que Guardiola está consiguiendo en el césped, con Messi, Xavi, Iniesta, Valdés, Piqué y todos los demás es caviar. Lo saboreamos a cada partido, a cada gol, a cada jugada. No tenemos que esperar a nada para darnos cuenta de tanta grandeza. Aquí sabemos de fútbol y al socio no se le puede engañar. Pero lo mejor es, por si había dudas, que de fuera llega también toda la corriente de reconocimiento por parte de los grandes futbolistas retirados, que algo deben entender de este deporte. O el mismo Brian Glanville, el periodista británico más valorado por sus opiniones futbolísticas, escribió, en The Sunday Times, que estamos ante el mejor equipo de fútbol de la historia. Y así es o así no los parece. No tenemos que esperar a viejos para decir que cualquier tiempo pasado fue mejor. Aquí llevamos tres años perfeccionando un sistema excelente, cada vez más fiable defensivamente, cada vez más currado en ataque, en la presión, en la posesión de balón y en la ocupación de espacios. Y, como consecuencia, llegan los grandes títulos. Tres al primer año, cuatro en el segundo, tres en el tercero. Hemos ganado 7 de las 8 finales disputadas y tres ligas, dificilísimas, con récord de puntos. ¿Y hay alguien que todavía tiene que esperar a valorarlo? Venga ya, hombre.
Con la fortaleza de este grupo no ha podido ni la campaña electoral del relevo de Laporta, ni la táctica desquiciante de Mourinho, ni el atracón de goles de Cristiano, ni el pájaro de mal agüero que predijo que, tras la acción de responsabilidad a la anterior junta directiva, el equipo se resentiría. Pues va a ser que no. ¡Visca el Barça!